Sinopsis editorial:
Cuando descubren el cadáver de
Ben Rifkin, de tan sólo catorce años, en medio del bosque con tres puñaladas en
el pecho, la paradisíaca comunidad de Newton pierde la inocencia de golpe. El
ayudante del fiscal del distrito, Andy Barber, se hace cargo de un caso que se
convierte en prioritario. Sin embargo, cuando su hijo Jacob, compañero de clase
de Ben, es acusado del crimen, Andy no sólo perderá su trabajo, sino que verá
cómo el mundo que tanto esfuerzo le ha costado construir empieza a tambalearse.
Apremiado por una creciente ansiedad y convencido de que su hijo ha sido
injustamente acusado, buceará en Facebook, interrogará a los compañeros de
clase del chico, se enfrentará a su esposa Laurie y al infierno de sus orígenes
y hará lo imposible para hallar un culpable que permita devolverle la inocencia
a Jacob y la paz a su vida.
Defender a Jacob es un magistral thriller legal en el que William Landay cuestiona los límites de un sistema judicial en el que los niños son tratados como adultos, pero, al mismo tiempo, es una soberbia novela psicológica sobre la devoción paterna, que plantea la escalofriante pregunta que ningún padre quiere responder: ¿hasta qué punto conocemos a nuestros hijos?
Defender a Jacob es un magistral thriller legal en el que William Landay cuestiona los límites de un sistema judicial en el que los niños son tratados como adultos, pero, al mismo tiempo, es una soberbia novela psicológica sobre la devoción paterna, que plantea la escalofriante pregunta que ningún padre quiere responder: ¿hasta qué punto conocemos a nuestros hijos?
Reseña.
Defender a Jacob es una
interesante novela que se publicó originalmente en 2012 y se acaba de reeditar aprovechando
la serie basada en el libro y que puede verse en Apple TV. Aunque encaja
perfectamente en los denominados thrillers legales, o de juicios y procesos, la
novela casi que mantiene en segundo plano ese estatus de novela de abogados y
temas de tribunales para ahondar de
manera eficiente y a veces claustrofóbica en las relaciones de familia, sobre
todo en esa creencia de que están asentadas bajo una fuerte base hasta
descubrir la fragilidad de las mismas.
La detención del hijo de Andy y
su acusación como principal sospechoso del asesinato de su compañero Ben Rifkin
creará una grieta en la familia de Andy que será imposible de cerrar porque
conforme avanza el caso por esa abertura se irán colando cada vez más dudas, que
irán erosionando desde dentro hasta convertir la convivencia en algo que los
separa cuando es el momento de estar más unidos.
La sociedad en la que hasta ahora
convivían creyéndose miembros de pleno derecho será la primera en darles la
espalda. Así Andy Barber perderá su empleo como primer paso de un aislamiento
social en el que todos o casi todos se posicionan en el lado contrario, el siguiente
será que amigos y conocidos se alejen de la familia Barber evitando parecer
afines al procesado. Algo por desgracia demasiado común en nuestros
días en los que todo el mundo desaparece al menor atisbo de problemas.
Secretos, relaciones familiares, verdades a medias y la sombra de una
predisposición genética a la violencia serán algunos de los ejes que vertebran
esta trama en la que la duda sobre la inocencia del acusado irá separando cada
vez más las posiciones de sus progenitores.
Ya en la última parte del libro
cobra más fuerza todo el asunto judicial y sobre todo la manera de afrontar un
caso que se sustenta en pruebas poco sólidas pero que serán suficientes para
poner en jaque a la familia de Jacob. Es Andy Barber quien va contando esta
historia en primera persona que nos mantiene durante toda la trama con la
intriga de saber porqué es él quien ahora está sentado ante el gran jurado, un
año después de que ocurrieran los hechos que llevaron a su hijo Jacob a
sentarse en el banquillo de los acusados, algo que nos hará plantearnos a lo
largo del libro que es lo que no salió bien. Pero habrá que esperar hasta las últimas
páginas para desvelar la verdadera razón de esa situación. Y no va a resultar
agradable.
En definitiva una buena lectura
si os gustan los thriller legales y que además he complementado con la visión de
la serie de Tv, que aunque difiere en bastantes cosas y plantea un final
diferente, es bastante fiel al libro y refleja de manera correcta la idea
principal de la novela. Muy recomedable.
El autor:
Escritor americano de intriga y
misterio, William Landay es licenciado en Derecho por la
Universidad de Yale y graduado también en la Facultad de Derecho de Boston.
Trabajó durante siete años como asistente del fiscal en el condado de
Middlesex, Massachusetts.
Inspirado por autores como Flaubert o Hemingway,
cuyos enfoques han influenciado sus novelas, se introdujo en el mundo de la
literatura. Landay comenzó escribiendo Strangler y Mission
Flats, ganadora esta última del premio Creasey Memorial Dagger a la mejor
primera novela.
Defender a Jacob,
publicada en 2012 y reeditada como En defensa de Jacob en 2020
por Ediciones B, es la más famosa de sus novelas habiendo conquistado
la lista de libros más vendidos en Estados Unidos y siendo traducida en 15
países. La puerta roja es otra de sus obras más reconocidas a
nivel internacional.
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