Los amigos fieles, de Javier Rovira

 Sinopsis:

Cabo de Gata, Almería. En una cala perdida, dos cuerpos se entregan al deseo cuando aparece una barca con un extraño maniquí dentro. ¿Es una amenaza? ¿Una casualidad? Días antes, dos familias, cuya amistad se fraguó en el Madrid de los años ochenta, se instalaron en una lujosa casa de la costa almeriense. Sin embargo, lo que pretendían ser unas vacaciones idílicas se convierte en una gran tragedia cuando, como una ola embravecida, un pasado de secretos y un presente lleno de mentiras y culpa les embisten.

Reseña:

Hay novelas que no solo cuentan una historia, sino que nos obligan a mirar hacia atrás, a ese pasado compartido que, con el tiempo, empieza a revelar matices que preferíamos no ver. Los amigos fieles de Javier Rovira es precisamente una de esas historias: un retrato afilado de la amistad, la culpa, y los silencios que se arrastran durante décadas.

La novela juega con dos líneas temporales que Javier mezcla con habilidad: el Madrid vibrante de los años 80 —época de excesos, de bandas de música amateur, de amistades aparentemente indestructibles— y el Cabo de Gata en 2012, donde esas mismas amistades, ya adultas, se encuentran para lo que deberían ser unas vacaciones de reencuentro. Pero lo que debería unir, descompone.

El ritmo narrativo es muy ágil, alternando entre esos dos tiempos sin perder el hilo emocional. Javier juega con los personajes y con el lector, a ellos los pone a prueba, los tensa y los vapulea, los suelta para que crean que todo está bien  para luego darles un nuevo motivo que los haga ponerse al límite. Al lector lo mantiene pegado a una historia contada de manera que en cada nueva secuencia puede observar la magnitud de todo lo que está sucediendo alrededor de este grupo de amigos. 

La música —un elemento fundamental en la vida de los personajes,— sirve como cápsula del tiempo. Cada referencia sonora parece un eco de lo que fueron y lo que creyeron ser. No es solo nostalgia, es una banda sonora que ilumina, suaviza o intensifica los recuerdos y que, a los que ya peinamos canas como yo, nos ha transportado a esa época junto a los personajes.

Lo más potente, sin embargo, son precisamente estos personajes: imperfectos, profundamente humanos. Cada uno carga con heridas mal cerradas, decisiones discutibles y secretos que, poco a poco, salen a la superficie. La desaparición de un hijo adolescente en el presente actúa como detonante de todo lo que llevan ocultando. El que este hecho no sea notificado a las autoridades correspondientes ya aventura que algo fuera de lo normal, o mas bien lejos de la legalidad, ocurre con esta familia y los que le rodean. Y es entonces cuando lo que parecía enterrado bajo una falsa armonía, regresa con fuerza y les va a obligar a quitarse la máscara. 

Hay enfrentamientos abiertos, sí, pero lo más interesante ocurre dentro de cada uno de ellos: esa duda constante, esa necesidad de justificarse, de entender qué salió mal. La novela no da respuestas fáciles, y eso se agradece. Más que un thriller, es un estudio emocional sobre cómo el tiempo transforma a las personas… y cómo el pasado nunca se queda quieto.

Javier Rovira consigue algo difícil: hacernos dudar de lo que creemos saber sobre la lealtad, sobre la verdad compartida entre amigos. Los amigos fieles es, en el fondo, una reflexión sobre la fragilidad de los vínculos, camuflada bajo el ritmo de un buen misterio y una excelente selección musical. Y debajo de todo esto hay una historia de amor no correspondido que se desliza sutilmente a través de todas las páginas de la novela.


El autor:

Pianista, profesor y escritor español, Javier Rovira Navarro nació en Almería en 1967.

Ejerce la docencia como profesor de conservatorio, actividad que combina con recitales, tanto como solista como en orquesta. Asimismo, también es gestor cultural, ámbito en el que ha fundado y dirigido artísticamente el Festival Clásicos en el Parque, celebrado cada julio en el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar (Almería).

Licenciado en Filología Hispánica por la UNED, Rovira comenzó su andadura como escritor en 2012 con la publicación de su primera novela, Sesión privada, de corte policiaco. Una década después vio la luz su segunda obra del mismo género, Mala mar.



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