Sinopsis editorial:
Como una mañana
cualquiera, Rachel deja a su hija en la parada del autobús. Pero una llamada de
un número desconocido lo cambia todo: una mujer le informa que tiene a Kylie
secuestrada y que, si quiere verla de nuevo, deberá seguir sus instrucciones al
pie de la letra: primero, pagar un rescate; segundo, secuestrar a otro niño.
Quien llama es también una madre cuyo hijo ha sido secuestrado, y si Rachel no
cumple con las reglas, el niño morirá, y su hija también.
Rachel ya forma parte
de La Cadena, un mecanismo que convierte a padres de familia en víctimas y a su
vez en criminales, y que está haciendo a alguien muy rico en el proceso. Ella
es una mujer corriente, pero en pocas horas los acontecimientos la llevarán hasta
límites impensables y la obligarán a hacer algo terrible.
Los creadores de La Cadena saben que unos padres harán todo lo que está en sus manos por sus hijos. Pero no contaban con cruzarse en el camino de una mujer decidida, valiente y superviviente como Rachel. Porque, si alguien puede romperla, ésa es ella.
Los creadores de La Cadena saben que unos padres harán todo lo que está en sus manos por sus hijos. Pero no contaban con cruzarse en el camino de una mujer decidida, valiente y superviviente como Rachel. Porque, si alguien puede romperla, ésa es ella.
Reseña:
Un claro ejemplo de
libro que aún partiendo de una buena premisa no es capaz de llegar con calidad
a buen término. Leyendo la sinopsis uno piensa que con esa idea tan aterradora como
es el secuestro de un niño por parte un ciudadano normal para que así liberen al suyo tiene ante si una gran novela, pero sin embargo en este caso lo que
empieza siendo un buen argumento se diluye ya desde los primeros capítulos para
ir perdiendo interés hasta llegar a un final predecible y casi desbocado.
La historia con fondo
social de denuncia, de cómo seguimos exponiéndonos en las redes sociales a
pesar del conocimiento que tenemos de que es contraproducente y también plantea
hasta que punto somos capaces de hacer algo fuera de la ley, de convertirnos en
delincuentes de primer orden siendo como somos hasta un momento exacto
ciudadanos cumplidores de las leyes. Ese punto es el que aquí marca el
secuestro de un hijo y todo lo que vendrá después para que su liberación se
produzca sin incidentes. ¿hasta qué punto seríamos capaces de transgredir la
ley?
Con todos estos
elementos entre las páginas, al final lo que nos encontramos es una historia que
no llega a sostenerse de manera coherente y se pierde por momentos. Ni siquiera
la historia que nos cuenta lo que ocurrió en el pasado logra despertar el
interés. Los personajes, que aquí deberían ser más que nunca el punto fuerte de
la historia, no consiguen tener esa personalidad que justifique sus acciones.
A pesar de todo no
deja de ser una novela que se lee con mucha facilidad, con mucha acción y
bastantes giros argumentales, que en algunos momentos, sobre todo al principio
mantiene el ritmo y la tensión, pero como digo se pierde un poco en el
desarrollo de la trama, y es que ocurre todo de una manera tan fácil y tan
simple que hay escenarios y situaciones demasiado inverosímiles. Por lo demás
no deja de ser una novela con la que algunos pasarán un rato entretenido.
Adrian McKinty nació y creció en Belfast durante los conflictos
de los años setenta y ochenta. Su padre era ingeniero naval y su madre
secretaria.
Asistió a la
universidad de Oxford con una beca para cursar estudios de Filosofía antes de
trasladarse a Estados Unidos para convertirse en profesor de lengua en un
instituto.
Sus novelas han
recibido varios galardones, entre los que destacan el Edgar Award, el Ned Kelly
Award, el Anthony Award y el Barry Award, y han sido traducidas a más de veinte
lenguas. Es colaborador y crítico literario de The Sidney Morning
Herald, The Irish Times y The Guardian.
Actualmente, vive en
Nueva York con su mujer y sus dos hijos.
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