Sinopsis editorial:
En Alepo, la vida de Nuri y de su esposa, Afra, transcurría feliz junto a su hijo, Sami. Él era apicultor y dedicaba su vida a las abejas, ella era una artista de gran sensibilidad que vendía sus cuadros en el mercado de la ciudad. Pero cuando sucede lo impensable y la guerra destruye todo lo que aman, tienen que escapar. Mientras huyen a Turquía y luego a Grecia, siguiendo la peligrosa estela de tantos otros refugiados sirios, Nuri evoca sus recuerdos más felices para no perder la esperanza en el futuro, uno en el que pueda reencontrarse con el brezo, las abejas y su primo Mustafá, que los espera en Inglaterra.
Reseña:
Estamos acostumbrados a escuchar las noticias sobre refugiados de una manera general y abstracta, sin detenernos a pensar que cada uno de esos refugiados que huyen de la guerra , el hambre o la persecución llevan consigo una historia. En El apicultor de Alepo nos vamos a detener para conocer una de esa historias que cada refugiado lleva consigo y que nos acercará de modo más personal a la realidad que viven miles de refugiados que peregrinan hacia un mundo en el que puedan volver a sentirse personas.
Una historia dura y realista a la vez que conmovedora y que a través de una narración que a priori puede parecer sencilla pero llena de matices, nos descubrirá el poder de la esperanza y de la capacidad del ser humano para afrontar los peores momentos y seguir adelante.
La historia de este viaje está contada a través de los ojos de Nuri en dos líneas temporales, la primera en Alepo cuando después de que una bomba mate a su pequeño hijo y deje ciega a su mujer, se ven obligados a abandonar el país a través de un viaje peligroso e incierto, y otra que transcurre ya desde la ciudad al sur de Inglaterra donde después de llegar esperan con temor la concesión de asilo. Además es original e interesante la manera en la que el protagonista pasa de su relato actual a los recuerdos más entrañables de su vida en Siria y su viaje a través de Turquía y Grecia, introduciéndolos con una palabra en tamaño diferente y rodeada de un dibujo que es a la vez la última del presente y la primera del pasado.
La autora recurre a una narración lenta y cargada de detalles que a pesar de los hechos no cae en el sentimentalismo gratuito y donde a través de los recuerdos del protagonista entraremos de lleno en una historia cargada de belleza y de sentimientos, de amistad y de esperanza. La belleza en los campos de flores en los que Nuri tiene sus colmenas y que rememorará en varias ocasiones a través de su relato, la belleza de los cuadros que pintaba Afra en sus cuadros y los recuerdos más gratos de su vida en Alepo los acompañaran en este viaje en el que no irán solos, compartiendo más penas que alegrías con otros personajes de lo más variopinto que aportan realismo a la historia.
Un dura mirada a las vidas de tantos refugiados, a las penurias de los viajes donde operan mafias establecidas y donde la ayuda de los demás hará más fácil un camino incierto. Un viaje en el que los protagonistas, desposeídos de todo cuanto tenían y sobre todo de lo que eran, como la abeja sin alas a la que Nuri y el marroquí Hazim cuidan en el jardín de la pensión donde esperan, luchan por volver a reconstruirse como ciudadanos aunque sea a miles de kilómetros de distancia de su país y sobre todo trataran de vencer el trauma que la guerra y la pérdida de su hijo ha dejado en ellos.
La autora:
Christy Lefteri nació en Londres en 1980 de padres grecochipriotas que en 1974 huyeron a Inglaterra durante la invasión turca. Después de licenciarse en Lengua Inglesa y obtener un máster en Escritura Creativa, se ha dedicado a la enseñanza. Su trabajo como voluntaria en un centro de refugiados de Atenas le inspiró para escribir su primera novela, El apicultor de Alepo
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